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Santiago de la Ribera

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Amanece

miércoles, 31 de agosto de 2011

Cuando llega Septiembre (y van dos)

Hoy pensaba hablar sobre la reforma constitucional que han acordado el PSOE (o lo que queda de él) y el PP. De cómo, los llorones de CIU, que durante siete años han dado la espalda al PP facilitando el asqueroso cordón sanitario, ahora se quejan de que no han contado con ellos. Pues bien, los representantes de más del 90% de la población de España, si, si, de España, han votado esta reforma constitucional, MUCHO más representado el pueblo que cuando, a base de tejemanejes, los catalanes sacan algo para sí en contra del resto de los Españoles, que al parecer, estamos sólo para que nos saquen las perras. Pues no está mal que prueben su propia medicina..... Y que les cunda.

Lo que hoy quiero comentar, porque me parece muchísimo más importante, es la infinita fortuna que tengo. Y me explico:

He pasado un verano delicioso, a caballo entre Murcia, Formentera y Jávea.  He disfrutado de puestas de sol impresionantes en la bañera del barco mientras Patito, mi hija, nos preparaba unos Gintonics (sic) a Ernesto y a mi y charlábamos con Mercedes sobre lo humano y lo divino. Las tardes en el Tiburón tomando mojitos (eso sí, al precio popular de 15 euracos), con Mercedes,  Tate, Natalia y las niñas. De las comidas y cenas en el Molí de la Sal  o de la fideua que el barquero de Es Ministre nos trajo abordo después de dieciséis horas de travesía, que, por cierto, Mercedes ha demostrado ser una Nauta Nautorum, lo cual es todo un mérito que, en su primer año, se haya hecho más de trescientas millas náuticas sin que se le cambiara el gesto. Conozco mucha gente que no hubiera aguantado las incomodidades de este camping de lujo que es un barco como las ha aguantado ella.

He echado mucho, pero mucho de menos a Paloma, mi hija mayor que, como corresponde a su edad, ha preferido quedarse en tierra con sus amigas y sus salidas nocturnas.

 Mis dos hijas tienen defectos, como todos los hijos de todo el mundo, pero son especiales. Cada una de ellas lo es en algo que la hace única.  Sería largo de contar pero, como ya dije el año pasado, a pesar de su juventud, son dos mujeres de bandera y dos señoras de los pies a la cabeza. Este es mi homenaje a ellas. No necesitan nada más porque ellas lo saben.


Mañana hablaré sobre la redondez de los ombligos de nuevo porque hace un año o así que, descubrí que todos los ombligos son redondos, pero unos más que otros.




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